Arturo Ortega
Para restaurar el asombro. Para volver a la tradición. Para romper con el hombre moderno. Para formar a nuestras juventudes. Para volver a encontrarnos con lo ascético y lo militar.
Para formar en la cultura militar a nuestros cadetes, para contemplar la belleza frente a la decadencia actual.
Ése es el espírtu que nos mueve al organizar el II Festival de Música Militar.
La soleada tarde del miércoles 25 de abril, fue de fiesta. Marchas militares, vistosos y variados uniformes, formalidad, colorido, a la intemperie protegidos por el follaje de los pinos y los robles. Ahí nos congregamos padres de familia y militares.
¡Clarines y tambores!.
"Una musa trágica hizo,
de la tragedia un cantar,
el cantar del regimiento,
de los hombres que se van..."
En punto de las 1700 horas, el espacio ya registraba un lleno total. Las edecanes ubicaban en sus asientos a los asistentes. La banda de música de la Dirección de Seguridad Pública de Zapopan con más de 40 músicos uniformados, bajo la batuta del Maestro y 1/er. Oficial Felipe Vázquez Barbosa afina sus instrumentos.Todos espectantes.
Los vibrantes acordes de la banda de música resuenan marciales mientras en su tumba se revuelca John Lennon.
Defensa Nacional, Gral. Mariel (con ensambles de banda de guerra), Gral. Álvaro Obregón, Cantar del Regimiento, entre otras marchas interpretadas, nos evocaron momentos de heroísmo y de historia patria.
Los estandartes ondean libremente.
Los más jóvenes atentos y sorprendidos. Nunca con tanta atención habían contemplado éste género musical. Unión del cuerpo y del alma.
"Si los volcanes pudieran mostrarse idílicos y enamorados, su nvitación al amor, bramidos de ternura semejaría la música militar.
Si los ruiseñores pudieran mostrarse heroicos, y algún día se decidieran a declarar la guerra a las águilas, su grito de combate semejaría la música militar".
La música militar es la más furiosa tentativa que jamás hayan hecho los hombres para juntar el cielo y la tierra.
La música militar está por encima de todos los géneros musicales pero no a la altura de la música de los santos.
Las marchas militares, el sonido de los dioses, nos libera durante una hora del infierno enlodado de la vida, pero no puede introducirnos en el auténtico paraíso. Es purificación y pena, es sacrificio y heroísmo, es muerte y es vida, es purgatorio.
Las marchas militares son a un tiempo la expresión de las vidas sencillas, serenas y buenas.
La músia militar es la expresión en diversas etapas para hablar con Dios, el Dios de los guerreros, el Dios de los ejércitos.
La música militar es suplicante y domina. Es una flecha que ha ensangrentado la mano que la dispara.
Son las marchas militares un diálogo con héroes y arcángeles.
Es la manifestación del héroe viril, estoico, que permanece de pie, entero, serio, que no se doblega.
"te enseñaré una soberbia canción
de amor y de lucero,
y marcharé junto a tí en formación,
"HONOR Y LEALTAD"